El protector solar es el paso más importante de la rutina de belleza y el antiedad más potente que hay. Solemos asociarlo al verano cuando tomamos el sol, pero es imprescindible usarlo los 365 días del año.

El sol es lo que más nos envejece la piel

Hay una foto que es probable que hayáis visto alguna vez, y que a mi me impactó. Refleja claramente los efectos del sol sobre nuestra piel. Se trata de un canadiense de 69 años que estuvo conduciendo un camión 25 años. Durante todo ese tiempo estuvo expuesto al sol en una mitad de su cara, mientras que la otra mitad casi no recibía luz directa (Fuente: The new England journal of medicine). Los que conducís sabéis que esto es lo normal, que el sol nos de normalmente sólo en la mitad izquierda de la cara.

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Y aquí se puede ver claramente los efectos de esa exposición al sol, lo diferentes que se ven ambas mitades de la cara. En el lado más expuesto lo que más llama la atención es el descolgamiento de la piel, producido por la destrucción del colágeno ocasionan los rayos UV. Esta falta de colágeno hace que aparezcan también muchas arrugas, y que además se vean más profundas. Y otras consecuencias muy comunes son la aparición de manchas en la piel y la deshidratación.

En nuestra rutina solemos incluir productos para luchar contra estos problemas (deshidratación, manchas, arrugas, pérdida de colágeno…). Estos productos lo que hacen es intentar revertir los daños que nos ha producido el sol. Es mucho más sencillo evitar que estos problemas aparezcan que intentar solucionarlos. Es cierto que con la edad los sufriremos, pero el sol acelera mucho la aparición de estos daños y por eso es tan importante usar protector solar todos los días, verano o invierno, esté nublado o luzca el sol, y aunque no vayamos a salir de casa.

Diferencias entre UVA y UVB

Nos suenan ambos tipos de radiación solar, pero no solemos conocer la diferencia entre ellas. Los más conocidos son los rayos UVB, que son los que causan las quemaduras solares y el cáncer de piel. La mayoría de ventanas de vidrio normal suelen bloquearlos, por lo que cuando estamos en el interior no inciden en nuestra piel. Su intensidad varía a lo largo del día y en las diferentes estaciones del año, siendo más potente a medio día y en verano.

Los rayos UVA son menos conocidos porque hasta hace poco no había demasiados estudios sobre sus efectos. Son los responsables de formar radicales libres altamente reactivos en la piel, que reaccionan al azar con lo que esté a su alrededor, como por ejemplo, las proteínas, el ADN y los lípidos de la piel. Este daño se conoce como estrés oxidativo y es el que produce las arrugas visibles y el aspecto envejecido de la piel, así como los melanomas cancerígenos más agresivos. Este tipo de rayos es el que se usa en las cabinas de bronceado.

Al igual que los rayos UVB, la intensidad de los UVA también varía a lo largo del día y con las estaciones del año, pero mucho menos, por lo que son casi igual de dañinos en invierno que en verano, e incluso en días nublados.

Pero lo más preocupante de estos rayos es su poder de penetración, ya que atraviesa los cristales. Por lo que si estamos en el interior seguimos expuestos a sus daños. En la foto del camionero, los daños que tiene en la piel los han producido los rayos UVA, que atraviesan la luna del camión.

Otro error que solemos cometer es pensar que los rayos del sol inciden en nuestra piel cuando la luz nos da directamente, pero esos rayos rebotan en las superficies y nos inciden igual. Un ejemplo típico es cuando vas un día a la playa y pasas todo el día bajo la sombrilla. si el sol está muy potente y la arena es clara, es probable que a pesar de que no hayas estado expuesto directamente te broncees e incluso te quemes. Tenemos que ser conscientes de que siempre que veamos luz, estamos recibiendo rayos UVA en nuestra piel.

Que factor de protección solar es suficiente

El número de SPF o factor de protección nos indica la cantidad de rayos UVB que ese producto bloquea. Un SPF30 bloquea el 96,7% de los rayos, y un SPF50 un 98%. Esa diferencia puede parecer poca, pero piensa que el SPF30 deja pasar el doble de rayos UVB que el SPF50. La legislación europea (al igual que en otras regiones) regula esta clasificación y hace años que no está permitido indicar el término «pantalla total», ya que no hay ningún solar que bloquee el 100% de los rayos, ni valores de SPF superiores a 50, por las diferencias mínimas que hay a partir de ese valor.

Pero si os fijáis de momento sólo hemos hablado de rayos UVB, cuando hemos visto que los UVA son incluso más dañinos. En Europa, cuando un solar protege frente a los rayos UVA, se indica con un símbolo de un círculo y las letras UVA dentro. Esto indica que ese producto bloquea al menos 1/3 de los rayos UVA. En algunos países, como Japón y Corea, se utiliza otra clasificación que es mucho más precisa, y que poco a poco empezamos a ver en algunos productos occidentales. Se trata de las siglas PA seguidas de varios ‘+’. A mayor número de ‘+’, mayor protección frente a rayos UVA, siendo el máximo 4.

El factor de protección depende de la cantidad

Algo que mucha gente no sabe es que la protección que indica un solar sólo es real si aplicamos la cantidad indicada: 2 miligramos por centímetro cuadrado de piel. Para que os hagáis una idea se trata de una cucharita de café para la cara y el cuello.

Si aplicamos menos cantidad, la protección que tendremos será mucho menor. Y esto nos lleva a un error que está muy extendido. Si nuestra crema hidratante o nuestro maquillaje llevan protección solar, NO ES SUFICIENTE. Cuando os aplicáis estos productos nunca usáis la cantidad que hemos visto que hay que aplicar. Si nos pusiésemos una cucharita de café de maquillaje, parecería que llevamos una máscara en la piel. Quedaría horrible. Por eso es tan importante tener el solar como un paso de la rutina, con un producto específico, y no olvidar aplicarlo también en el escote y manos, que son zonas que solemos olvidar, pero están muy expuestas al sol y es donde se suelen ver los efectos de la edad antes.

Por este mismo motivo no soy fan de solares en formato spray o stick. Protegen lo mismo que los que están en formato crema, pero es imposible saber que cantidad estás aplicando, y lo más probable es que sea mucho menos de la necesaria, por lo que no nos protegen casi.

Para que veáis la importancia de la cantidad, si usamos un protector solar con SPF 50 y aplicamos los 2mg/cm2 tendremos ese SPF de protección, pero si aplicamos la mitad de cantidad, el SPF real es de 5,5. Increíble, ¿verdad?

Y otro mito que hay que desmontar: los SPF NO SUMAN. Si nos ponemos una crema con SPF15 y un protector solar con SPF30, no llevamos una protección solar de 45. Si hemos aplicado la cantidad recomendada, llevaremos la protección del producto con mayor SPF, es decir 30.

Protectores físicos vs químicos

Lo primero que tenemos que tener claro es que ambos tipos protegen por igual la piel si su SPF es el mismo. Tampoco debemos dejarnos llevar por las modas de que lo químico es malo. Todo es química y los protectores denominados físicos también son compuestos químicos.

Protectores físicos.

Los más comunes son el óxido de zinc y el dióxido de titanio. Crean una capa de protección sobre la piel, generando un efecto pantalla para los rayos del sol que rebotan. Su principal ventaja es que son ingredientes adecuados para pieles sensibles, ya que no suelen generar reacción. Pero a cambio tienen un tono blanquecino y una textura espesa, por lo que se ven cuando los llevamos aplicados. Son los típicos que asociamos con las cremas que usamos en la playa y que nos dejan la piel pesada y blanca.

La buena noticia es que ya hay muchos solares que incorporan las versiones «nano», que incluyen estos ingredientes en forma de nano partículas, lo que hace que las texturas sean mucho más ligeras y que no dejen ese residuo blanco. Sobre este tipo de partículas hay muchos mitos y es importante dejar claro que no penetran en el torrente sanguíneo ni son tóxicas. Como ya os expliqué en este artículo, la industria cosmética está fuertemente regulada y no existen productos tóxicos.

Protectores químicos

Este tipo de filtros absorben la radicación y la transforman en otro tipo de onda diferente, que es inofensiva para la piel. Existen muchos filtros químicos diferentes, pero los más comunes son abovenzona, oxybenzona, octocrylene, octisalate, octinoxate…

Son productos que se absorben en la piel, sin dejar rastro ni pesadez. Pero a cambio algunos pueden resultar irritantes para pieles sensibles, como la abovenzona que es de los más usados. Aunque se están incorporando nuevos filtros que, además de proteger más contra los rayos UVA, son más suaves para pieles sensibles y no suelen provocar alergias o reacciones. Estos filtros de nueva generación son: tinosorb S (bemotrizinol), tinosorb M (bizoctrizole), mexoryl XL (drometrizole trisiloxane), mexoryl SX (ecamsule), uvinul A plus (diethylamino hydroxybenzoyl hexyl benzoate), neo heliopan AP (disodium phenyl dibenzimidazole tetrasulfonate). Y ya es más común encontrarlos en algunos productos. En USA aún no están aprobados, aunque se espera que este año haya cambios, pero en Europa si los tenemos.

También es común ver protectores solares que combinan ambos tipos de filtros, por lo que aprovechan las ventajas de ambos.

Cómo aplicarlos y re-aplicarlos

Seguro que habéis oído alguna vez que el protector solar hay que aplicarlo 15 minutos o media hora antes de exponerse al sol. Lo primero es que expuestos al sol estamos desde que vemos luz, y no tenemos que encender una bombilla. Pero además los protectores solares no necesitan un tiempo de aplicación previo para empezar a actuar, son efectivos desde el minuto 1.

Lo que si es importante es que se apliquen creando una capa uniforme, para evitar dejar «huecos» entre los que se cuelen los rayos solares. Por eso es bueno dejar que se absorba bien y se asiente el producto en nuestra piel antes de poner encima el maquillaje, ya que podríamos «moverlo», o de ponernos a tomar el sol y que el sudor también mueva la capa de protector solar.

Y otra duda que me planteáis mucho es si hay que re-aplicarlo a lo largo del día y cómo hacerlo si vamos maquilladas. Si que es importante volver a aplicarnos protector solar durante el día, tanto si usamos los filtros físicos, como los químicos. Se suele decir que sólo hay que re-aplicar los químicos porque van perdiendo efectividad a lo largo del día, lo que es cierto, pero hay que tener en cuenta que el sudor o al tocarnos la cara también vamos retirando parte del protector, aunque se trate de filtros físicos.

Cuando llevamos maquillaje no es fácil hacerlo, pero hay algunos trucos que podemos utilizar. Lo más cómodo es usar protectores solares en spray, aunque la cantidad que aplicamos con estos no la controlamos bien, y normalmente usaremos menos de la necesaria. Para mi la mejor forma es extendiendo la crema solar en las manos y aplicándola a toquecitos sobre la piel, de forma que no movamos el maquillaje. aún así es inevitable que se pierda un poco de colorete o bronceador, pero podemos aplicar estos de nuevo encima. Para que sea más sencillo lo mejor es usar un producto ligero y que tenga un acabado sedoso, de forma que no tengamos que matificar con polvos encima. En instagram os dejé un video enseñando cómo lo aplico yo sobre el maquillaje. Lo podéis ver aquí.

En cuanto a cada cuantas horas hay que reaplicar, depende de la actividad que hayamos hecho ese día. Si estamos tomando el sol, habrá que hacerlo a menudo, al menos cada 2 horas y más a menudo si vemos que sudamos o nos mojamos. Pero si estamos en invierno, no nos tocamos la cara, no sudamos y no vamos a estar cara al sol todo el día o en interior pero junto a una ventana, con hacerlo un par de veces es suficiente.

Hay protectores solares muy cómodos de usar

Si has llegado hasta aquí espero que ya estés concienciado de usar protector solar a diario, aunque sea invierno y no vayas a salir a la calle.

Uno de los motivos por los que he visto que la gente es más reacia a usar protector solar es por las fórmulas tan poco agradables que tienen. Estamos acostumbradas a productos densos, grasos, que cuesta mucho que se absorba. Pero hay una solución: los solares coreanos y japoneses. En estos países asocian la piel blanca a la belleza, por lo que usan protectores solares a diario e incluso llevan las típicas sombrillas que vemos a los turistas japoneses cuando vienen a nuestro país. Si a eso le sumamos el gran conocimiento que tienen de los productos de cuidado de la piel, y lo exigentes que son, tenemos como resultado una industria que ha investigado mucho para dar con fórmulas que son «cosméticamente elegantes».

Si has probado un protector solar coreano o japonés habrás visto que no tienen nada que ver en textura con los occidentales. Son ligeros, nada grasos, se absorben de maravilla y no dejan residuo blanco. Si no has probado nunca uno, hazme un favor y dales una oportunidad. Te van a encantar.

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He probado muchos protectores solares, y estos son mis dos favoritos:

  • Shiseido Senka Aging Care UV Sunscreen SPF50+ PA++++. Adoro este protector solar, es una lástima que esta línea de shiseido sólo se comercialice en Japón, pero podemos comprarlo por internet sin problemas. Incluye sólo filtros químicos, tanto de los tradicionales como los de nueva generación. Tiene un acabado sedoso, que te deja la piel con el mismo efecto que los primers que se aplican antes del maquillaje. Es una delicia utilizarlo y no aporta nada de grasa, por eso es mi favorito sobre todo en verano.
  • Klairs Soft Airy UV Essence SPF50 PA++++. Tiene filtros químicos, pero los de nueva generación que no irritan ni dan alergias. Además, incluye otra serie de ingredientes hidratantes y antioxidantes. Es un producto ideal para pieles secas o mixtas en invierno, o secas en verano también.

Otros protectores solares que me encantan y que además llevan también filtros físicos son estos que os pongo a continuación. Como veréis son todos japoneses, porque son los que más me gustan de los que he probado.

  • Bioré UV Aqua Rich Watery Gel SPF50+ PA++++. Japonés y combina filtros físicos con los químicos, tradicionales y de nueva generación. Es una fórmula ideal para mi, y a pesar de llevar también alcohol, es muy suave y ligera.
  • Bioré UV Aqua Rich Watery Essence SPF50 PA++++. Este sólo lleva filtros químicos de nueva generación. Lleva alcohol para ayudar a que la fórmula se absorba mejor, pero a mi no me resulta agresivo ni me reseca la piel. La fórmula es un poco más ligera que la anterior.
  • Shiseido Senka Perfect UV Milk SPF50+ PA++++. Muy ligero, con filtros químicos tradicionales y de los nuevos, y físicos (oxido de zinc y dióxido de titanio), lo que lo hace una fórmula de las más completas. Tienen un bote pequeñito de 40ml que es ideal para llevar en el bolso. Su textura nada grasa lo hace perfecto para re-aplicar sobre el maquillaje.
  • Shiseido Anessa Perfect UV Aqua Booster SPF 50+ PA++++. También combina filtros físicos y químicos. Es un favorito para mucha gente por su textura muy ligera. Aunque me gusta un poco más el anterior, es otro protector buenísimo.

De los occidentales, que podéis encontrar en farmacias, me gusta La Roche-Posay Anthelios XL Ultra-light Non-perfumed fluid SPF 50+, que lleva filtros químicos, mezclando los tradicionales y los nuevos. Es muy ligero, pero me noto algo de grasita sobre la piel al aplicarlo, y por eso sólo lo uso cuando voy a la playa o piscina.