Una de las principales dudas que tenemos todas cuando vamos a elegir una crema es ¿qué tipo de piel tengo? En base a esto construimos nuestra rutina, por eso es tan importante tener claro nuestro tipo de piel.

Diferencia entre el tipo de piel y el estado de la piel

Cuando hablamos de tipo de piel nos referimos a las características con las que hemos nacido, que vienen determinadas por la genética y que no podemos cambiar nosotros mismos. Esto no quiere decir que nuestra piel va a ser igual siempre, ni mucho menos. Puede variar de un tipo a otro debido a factores como la edad, la estación del año, el clima en el que estamos (más seco o más húmedo) e incluso el estrés.

Mientras que cuando hablamos del estado de la piel, nos referimos a condiciones temporales y externas que si podemos tratar y cambiar en el corto plazo.

Tipos de piel y cómo saber cuál es el tuyo

Los tipos de piel que existen son: seca, normal, grasa y mixta (cuando tienes 2 tipos de los anteriores a la vez, en diferentes zonas de la cara). Al saber nuestro tipo de piel podemos aplicar los productos que se adecuan mejor para mejorar su estado, pero no cambiaremos el tipo de piel.

Para saber qué tipo de piel tienes, debes seguir los siguientes pasos:

  1. Desmaquíllate y lávate bien la cara
  2. No apliques ningún producto después de lavártela
  3. Espera 30 minutos y observa como la tienes y sientes

Al cabo de estos 30 minutos, en función del tipo de piel que tengas verás y notarás diferentes cosas.

Piel seca
  • piel tirante y deshidratada
  • seca e incluso con zonas con descamación y rojas, sobre todo en invierno
  • poros poco visibles

Estos tipos de pieles necesitan recuperar la capa de sebo que la piel necesita para estar equilibrada, por lo que deberemos buscar productos que nos ayuden en este sentido, como las ceramidas.

Piel grasa
  • recién lavada la notarás limpia y sin grasa, pero a los 30 minutos tendrás de nuevo la capa de sebo
  • brillante
  • poros visibles y obstruidos (con puntos negros, blancos, granitos…)

Tendremos que ayudar a la piel a que regule correctamente la producción de grasa. Es muy importante huir de productos con alcohol o agresivos. La piel necesita tener una capa de grasa para protegerse de manera natural, por lo que si simplemente la eliminamos, provocaremos que las glándulas produzcan aún mas grasa. Vamos, que conseguiremos el efecto contrario.

Por eso hay que buscar productos que ayuden a las glándulas a producir la cantidad adecuada, no un exceso, y además ayudar a limpiar los poros para evitar que se obstruyan y nos provoquen granitos.

Piel normal
  • equilibrada y bien, ni con grasa ni reseca
  • puede que notes que necesitas una hidratante, pero no la tienes sensible, enrojecida o con zonas resecas
  • poros poco visibles

Las pieles más afortunadas. Sólo tienen que tener cuidado de tratarlas bien y sin productos agresivos. Una correcta hidratación y siempre estarán perfectas.

Piel mixta
  • presentarás una mezcla de las características de los otros tipos de piel
  • zonas más grasas, con otras secas o normales
  • poros visibles en algunas partes de la cara

Estas pieles pueden tener zonas grasas, secas o normales, por lo que son un reto. Buscaremos productos para tratar cada problema y los aplicaremos en las zonas afectadas.

Lo normal es que la zona T (frente, nariz y barbilla) sea de un tipo de piel y el resto de otro.

que tipo de piel tengo 2

Condiciones o estado de la piel

Suelen ser temporales, provocados por la alimentación, estilo de vida, productos no apropiados a nuestra piel, embarazos… Pero lo que tienen en común es que podemos tratarlos y revertirlos.

Las principales condiciones con las que nos encontramos son:

  • Deshidratación. Puede darse en cualquier tipo de piel, incluidas las pieles grasas, y hacer referencia a la falta de agua (no tiene nada que ver con la falta o exceso de grasa). La piel se ve apagada, poco flexible y con líneas de expresión bastante marcadas. Otra forma de saber exactamente el nivel de hidratación de tu piel durante el día es mediante aparatos que lo miden, como Wayskin.
  • Sensibilidad. La reacción de una piel sensible es diferente a las alergias o intolerancias a ciertos ingredientes. Este tipo de piel está debilitada y con la barrera de protección dañada temporalmente, por lo que reacciona a diferentes productos, tratamientos o cambios de temperatura, presentando rojeces, picores e inflamación.
  • Acné. A diferencia de la piel grasa, que tiene tendencia a tener los poros obstruidos mostrando puntos blancos y negros, la piel con acné tiene congestión (granos internos), espinillas, milia (puntos blancos sin cabeza, comunes en la zona de la ojera), pústulas y una textura desigual.
  • Pigmentación. Presenta manchas marrones o blancas irregulares en la piel. Tienes más información sobre tipos de manchas y cómo eliminarlas en este artículo.
  • Rosácea. Hay diferentes tipos de rosácea, el más común es el que produce enrojecimiento de la cara. La rosácea es una condición de la piel en la que los capilares se han roto cerca de la superficie de la piel, por lo que se puede ver la sangre, que es lo que provoca la rojez.
    También puede provocar sensibilidad debido a estos capilares rotos, siendo más común que reaccione a los productos.
  • Eczema. La piel está seca, roja, con picores y escamosa en zonas muy específicas.
  • Madurez. La edad provoca la aparición de arrugas, pérdida del tono muscular, manchas, piel con textura y falta de grasa natural. 

Para todas estas condiciones hay productos y tratamientos que nos ayudan a luchar contra ellas, y que con más o menos tiempo y trabajo, podemos eliminarlas o reducirlas mucho.